Su tío todavía estuvo empujando
por cerca de minuto y medio antes de que le pidiera que se levantara. Para ese
entonces, la leche de su tío ya se empezaba a escurrir dentro del condón, así
que rápidamente se lo quitó y le hizo un nudo para echarlo por el retrete.
-Ahijado, muchas gracias por esta
magnífica experiencia, creo que tú y yo nos volveremos más unidos que nunca.
-Me agrada la idea!
-Solo recuerda, esto que acaba de
pasar es algo que debe quedar estrictamente entre tú y yo.
-La verdad es que no creo que me
atrevería a contárselo a alguien.
-Tal vez no con pelos y señales,
pero yo también tuve tu edad y sé que uno puede sentirse tentado a presumir que
hizo ‘cosas’, sin decir con quién ni qué exactamente, pero si tus padres o
algún maestro te llegan a oír, pueden tomárselo muy en serio y nos meteríamos
en problemas ambos.
-Bueno, tengo un amigo, mi mejor
amigo, con él es con quien platico de estas cosas.
-Y tu amigo ‘entiende’?
-Cómo que ‘entiende’?
-Que si tú crees que a tu amigo
le gusten los chicos.
-Ahh, no creo, a veces he
intentado llevar la conversación mas allá, pero nunca capta las indirectas, así
que yo creo que no.
-Ok, solo trata de no mencionarle
nada, ya sabes que los chicos hablan y bueno…
-Eso sí es cierto, suele ser algo
‘comunicativo’.
-Bien, entonces mucho cuidado.
Ahí entendí que fue a partir de ese
entonces que el Rojo se volvió más reservado y receloso conmigo, había
ocasiones en que se mostraba muy hostil y huraño, y otros días en los que
parecía que todo era tan normal como siempre, hasta que finalmente me dejó de
hablar al final de ese año.
-Y esa fue mi primera vez– me dijo el Rojo.
Yo seguía con la cabeza recostada
sobre su pecho, escuchando atentamente cada una de sus palabras, y solo
musitaba un sí o un no cuando me preguntaba si me acordaba de tal o cual cosa.
-Rojo, me gustaría conocer mejor
a tu padrino- le dije mientras le ajustaba su corbata.
-Y creo que él también querría
conocerte, y más ahora que sé que eres uno de nosotros – me dijo- pero creo que
eso será posible solo hasta la próxima semana, tendría que hablar con él
primero para ponernos de acuerdo.
-Bueno, arreglalo, yo estaré
encantado de la vida de conocer a otro suitlover y con más razón ahora que me
contaste lo bien que te trató en tu primera vez.
-Oye cabrón, pero tú ya vas
dispuesto a todo verdad?- me dijo con una sonrisa pícara
-Te estaría mintiendo si te
dijera que no- le dije y terminé de ajustarle el nudo de la corbata y componerle el cuello, lo hice que se incorporara y le jalé la camisa por debajo del chaleco para que se pusiera todo en su lugar.
-No te preocupes, ya habrá tiempo
para eso. Me dijo mientras me empujaba hacia atrás y se sentó a horcajadas sobre mí al tiempo que me besaba apasionadamente.
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