-Vaya, así que la primera vez que
tuviste un sueño húmedo estabas todavía de corbata?
-Sí, fue una coincidencia, pero
ahí me quedó claro que ese tipo de ropa me hacía sentir diferente.
-Y ahí te empezó el fetiche?
-Es lo más probable, antes de eso
no recuerdo que los trajes me parecieran la gran cosa, mi papá los usaba para
trabajar y para mi simplemente eran ‘la ropa de mi papá’.
-Y luego?
-Pues pasó como un mes, y a cada
rato pensaba en ese traje que estaba en mi closet, en las ganas que tenía de
usarlo, pero no me atrevía, pensaba que me iban a regañar por ponérmelo, y por
lo mismo me detenía.
-Y hasta cuando lo volviste a
usar?
-Un día mis padres salieron a
cenar, y nos dejaron solos a mi hermano y a mí, en ese entonces mi hermano
estaba traumado con su Super Nintendo así que sabía que ni por enterado se
daría de que yo no estaba ahí.
Cerré la puerta de mi habitación y saqué todo
del closet y me lo volví a poner. No sé si era por el hecho de estarlo haciendo
a escondidas o por el traje, o a la mejor por las dos cosas, pero estaba muy excitado,
sentía como un escalofrío me recorría todo el cuerpo, y en cuanto me puse la
camisa, se me puso duro. Me puse el pantalón, el chaleco, el
saco, la corbata no sabía cómo se anudaba así que fue un desastre.
-Y te masturbaste?
-No, tenía 10 años, no sabía nada
de sexo todavía, solo sabía que lo que sentía era diferente a todo.
-Y entonces de ahí se te hizo
costumbre?
-Sí, cada vez que me dejaban
solo, aunque fuera por un momento, me metía al closet y me ponía por lo menos
el chaleco y la camisa, la corbata no la aprendí a anudar sino hasta varios
meses después, así que por lo general tomaba la que dejaba mi papá sobre la
silla cuando regresaba del trabajo, yo sabía que no se iba a poner la misma
corbata dos días seguidos, así que la escondía y la regresaba después de
haberla usado.
-Y cuando fue que aprendiste a
masturbarte?
-Yo creo al año siguiente, en la
escuela ya ves que todos se la llevan hablando de eso y me decían ‘hazte así y
así’, pero yo no lo entendía, hasta que una vez encontré a mi hermano viendo
una porno en su cuarto y lo vi masturbándose.
-En serio?
-Sí, fue un sábado en la mañana, mis padres siempre salían, el cabrón pensó que no había
nadie, pero yo me había quedado dormido, y cuando lo fui a buscar para ver que
íbamos a desayunar lo encontré con la verga en la mano.
-Y que hizo?
-Lo único que podía hacer, me
amenazó para que no le dijera nada a mis papás y ya.
-Y nunca lo echaste de cabeza?
-No, para empezar ni siquiera
entendía muy bien qué era lo que estaba haciendo y aparte yo nunca fui
chismoso.
-Y entonces?
-Pues me entró la curiosidad, a pocos días me atreví a intentarlo yo solo, me estaba bañando cuando se me paró, y pensé en
hacer lo mismo que había visto hacer a mi hermano.
-Y que pasó?
-Pues ahí estaba duro y dale, al
principio no sentía nada, pero de pronto empecé a sentir esas cosquillitas que
sentía cuando me ponía traje, y seguí y seguí hasta que me salió el chorro de
aquélla cosa blanca, no sabía ni qué era, pero me asusté, estuve a punto de
decirle a mi papá, pero no me atreví. Lo que había sentido fue algo muy muy
rico, y no me tomó mucho tiempo el combinar eso con los trajes, y pues desde
entonces me hice adicto.
-Vaya, buena historia, y tu tío?
Cómo fue que te sorprendió husmeando en su closet?
-Ah bueno, eso fue otra vez que…
No hay comentarios:
Publicar un comentario